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Recemos Por La Paz En Ucrania

Publicado el 02-06-2025

En este domingo, 1° de junio de 2025, acompañando la Divina Liturgia de nuestra Catedral de Kyiv, celebrada por su Beatitud Sviatoslav, con la participación de un gran numero de fieles, las palabras del Arzobispo Mayor llamaron mi atención: decía que al iniciar la Divina Liturgia aun estaban en estado de alerta debido al peligro de los misiles y drones rusos, que diariamente caen sobre la capital ucraniana. Aun así, en estado de alerta máxima, cuando se pide que la gente busque los refugios antiaéreos, la gente enfrenta los peligros y viene a la Iglesia. ¿Y porque vienen? Porque tienen la necesidad de estar en la presencia de Dios. Necesitan de Dios. Solo en Él la máxima confianza. Rezan por la paz, por los que defienden a Ucrania, el ejército, los voluntarios. Rezan por los fallecidos en el frente… ¿Cuántos son? Basta ver la realidad de los cementerios para entender lo que es la terrible realidad de una guerra… Rezan por las familias desalojadas, que son tantas… Rezan por las familias que sufren por la pérdida de seres queridos en las batallas…

Me pregunto: ¿cómo descendientes de ucranianos, como reaccionamos delante esta terrible situación? Mañana, 2 de junio, habrá una nueva reunión por la paz, entre ucranianos y los violentos rusos. Recemos por la paz, para que nuestra nación vuelva a la vida común de un pueblo libre y soberano.

Presento las palabras de su Beatitud del domingo pasado. Presenta los números de esta situación de guerra. Son estadísticas presentadas no por el gobierno ucraniano, sino por la ONU, que acompaña la realidad y busca, a nivel de mundo libre, los caminos para encontrar la paz.

¿Qué hacemos nosotros para auxiliar a nuestros hermanos en Ucrania? Aún enfrentando las terribles condiciones de amenazas de bombas, dejan todo y van para buscar el auxilio de Dios. ¿Y nosotros?

El articulo es un poco largo, pero, es posible dedicar un pequeño tiempo para leer y reflexionar…

 

Mons. Daniel

 

SEMANA 171 DE LA INVASIÓN RUSA A UCRANIA: LA PALABRA DE SU BEATITUD SVIATOSLAV.

 

 

¡Cristo ha resucitado!

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

 

Esta es la semana 171 de la sacrílega invasión a gran escala que Rusia lanzó contra el pacífico Estado ucraniano, contra nuestro pueblo. Esta semana volvió a ser muy tormentosa y llena de diversos acontecimientos para nuestra patria invadida.

El lugar más atingido del frente de la guerra fue la sufrida región de  Pokrovsk. Casi la mitad de todos los ataques rusos contra nuestro ejército tuvieron lugar allí, en esta pequeña zona del frente de combate en la region de Donetsk.

Casi todas las noches, nuestras pacíficas ciudades y pueblos fueron  objetivos de ataques aéreos. En la noche del 24 de mayo, sábado, los rusos lanzaron un ataque masivo contra Ucrania, lanzando 14 misiles balísticos y más de 250 drones. El epicentro de este ataque fue nuestra capital, la ciudad de Kyiv. Muchos edificios de la ciudad han sido destruidos y hay muchas personas heridas. Odesa, Zaporiyia y otras ciudades y pueblos también fueron fuertemente afectados.

Esta semana, los drones rusos volaron también al oeste de Ucrania: a la región de los Cárpatos, de Ivano-Frankivsk y Bucovina y la región de Chernivtsi.

A pesar de estos días difíciles, los ucranianos viven con la esperanza de paz, que, infelizmente, se construye a costa de tantas vidas. Los ucranianos rezan y peregrinan a diversos lugares santos de Ucrania pidiendo por la paz. El Papa León XIV no se cansa de hablar de esta paz, invitando al Vaticano a cuantos estén dispuestos a sentarse a la mesa de negociaciones, a lo que él pide con insistencia. Sin embargo, hemos oído que Rusia ha hecho un gesto despectivo al negarse no sólo a dialogar, en particular a nivel de la Santa Sede, sino también a adoptar medidas serias para detener la guerra.

A pesar de todos estos esfuerzos, quizás infructuosos, seguimos viviendo, trabajando, orando y esperando. Y por eso queremos que el mundo entero nos vuelva a escuchar: ¡Ucrania resiste! ¡Ucrania lucha! ¡Ucrania reza!

Esta semana, en el Centro Mariano de “Zarvanytsia” se realizó el Sínodo de los Obispos de nuestra Iglesia con la participación de 27 obispos, que tienen la jurisdicción y actúan en el territorio de Ucrania. Entre nosotros también estuvo presente el obispo Teodor, eparca de la eparquía de Mukachevo, de Transcarpatia.

El tema principal de este Sínodo fue: la acción social de la Iglesia en estos en tiempos de guerra. Para nosotros, es importante conocer y comprender cuál es la situación humanitaria actual en Ucrania y qué debemos hacer para ayudar y salvar a la gente.

Según los últimos datos del Coordinador Humanitario de la ONU, OCHA Ucrania, la guerra en Ucrania continúa profundizando la crisis humanitaria, que tiene todas las posibilidades de convertirse en la mayor catástrofe no sólo de Europa, sino del mundo entero. Escuchamos números terribles. El número de desplazados internos en nuestro país es de 4,6 millones; Seis millones de ucranianos están bajo la ocupación rusa y 6,5 millones se encuentran fuera de las fronteras de su patria como emigrantes y refugiados forzados. Más de 16 millones de ucranianos, según los criterios de la ONU, se consideran crónicamente afectados por la guerra.

Existe una preocupante tendencia a una fuerte disminución de la ayuda humanitaria que llega a Ucrania. Por ejemplo, decimos que 4 millones de ucranianos han perdido sus hogares, pero menos de la mitad de los afectados pueden conseguir ayuda para reconstruir sus hogares. 12,7 millones de personas necesitan ayuda inmediata, pero sólo una cuarta parte puede recibirla. Cinco millones de personas no tienen acceso a alimentos y necesitan pan, pero los recursos actuales, a nivel de organizaciones internacionales, se puede dar asistencia, en este momento, a no más de dos millones.

Todos debemos unir fuerzas para evitar que esta enorme crisis se convierta en una catástrofe humanitaria. El Estado y la Iglesia, las instituciones públicas e internacionales deben cooperar para prestar la asistencia necesaria a las personas necesitadas.

Aprovechando esta oportunidad, quisiera expresar mi gratitud a las organizaciones internacionales, en particular a Cáritas International, y a todos los benefactores de las comunidades e Iglesias católicas de todo el mundo por su ayuda a Ucrania.

Lamentablemente, hoy, en el mundo, casi nadie habla de esta crisis humanitaria en Ucrania. En las agencias de noticias de los distintos países del mundo no se habla de millones de ucranianos que están al borde de la inanición. Por eso, en nombre del sufrido pueblo ucraniano, nuestra Iglesia alza su voz a la comunidad mundial.

Sólo podremos superar esta crisis si unimos nuestros esfuerzos y resistimos la tentación del cansancio o del desánimo. Que, como dice el apóstol Pablo: “Caritas urget nos” (“el amor de Dios urge”), el amor de Dios, que cada uno de nosotros siente dentro de sí, nos impulse a abrir nuestro corazón a quien ahora está en necesidad.

Expreso mi gratitud al Papa León XIV, que desde los primeros días de su pontificado sigue con gran atención y sensibilidad los acontecimientos en Ucrania y trata de hacer todo lo posible para detener la mano asesina del agresor y todo lo que provoca.

Hoy oramos: ¡Dios, bendice a Ucrania! Madre de Dios, a quien llamamos Reina de Mayo y a quien imploramos durante nuestras oraciones en especial durante este mes por la protección de Ucrania, ¡escucha nuestras oraciones! Dios, bendice nuestra sufrida tierra ucraniana con tu justa y celestial paz.

La bendición del Señor, con Su gracia y amor por la humanidad, esté con todos ustedes, hoy y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Христос воскрес! Воістину воскрес!

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

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