Historia de la Iglesia en Ucrania
I. El nacimiento del cristianismo en territorios de Ucrania
Los primeros cristianos aparecieron en el territorio de Ucrania durante las primeras misiones cristianas, en el quiebre de los siglos I-II. Según la leyenda que nos relata la crónica, la actividad misionera en nuestras tierras - asentamiento de ese entonces de los Escitas -, fue llevada a cabo por el Santo Apóstol Andrés el Proto-llamado. Él bendijo las tierras en la vera del río Dnipró, dónde, después de varios centenares de años se erigió Kyiv, centro del cristianismo y de la cultura cristiana de los eslavos orientales.
Según la crónica, el apóstol Andrés llegó a las colinas de Kyiv, donde proclamó: "Créanme, que la gracia de Dios resplandecerá sobre estas colinas; habrá aquí una gran ciudad, y el Señor hará levantar aquí muchas iglesias e iluminará con el bautismo eclesial toda la tierra de la Rus’ ".
Se preservaron las evidencias sobre el hecho, el cristianismo fue aceptado por una parte de los escitas, incluso hay referencias sobre obispos escitas. Esto se difundió especialmente entre los griegos, que entonces habitaban el sur de Ucrania. A los asentamientos griegos de Tiras, Olbia, Jersones y otras ciudades, los emperadores romanos expulsaban a los cristianos, y estos fueron allí los primeros predicadores del Evangelio. El más conocido entre ellos fue el Papa Clemente de Roma, desterrado a Jersones por el emperador romano Traianus – pues allí estaba asentada una de las mayores colonias griegas. El Papa Clemente de Roma, fue el autor de la carta a los Corintios, y murió allí como un mártir. De acuerdo con los testimonios del escritor de los orígenes del cristianismo, Ireneo de Lyon, San Clemente fue el cuarto sucesor del apóstol Pedro en la Sede de Roma. Las evocaciones de esta insigne personalidad están contenidas en muchas obras literarias de períodos posteriores y se preservaron en la práctica litúrgica de la tradición bizantina.
Clemente, al llegar a Jersones, se encontró allí con muchos cristianos. Gracias a su misión en poco tiempo muchos paganos se convirtieron también a la fe cristiana y aparecieron allí numerosos templos. Esa, tan fructífera, actividad pastoral fue el motivo que lo condujo a su martirizada muerte en el año 100.
El culto de San Clemente en la Rus΄ se extendió después de que sus reliquias fueran descubiertas por los hermanos de Tessalónica, Cirilo y Metodio, en el año 861. Este hecho está estrechamente relacionado con la misión de los santos hermanos entre los Jazares. Una parte de sus reliquias ellos las trasladaron a Roma en el año 867 y se las entregaron al Papa Adrián II, y esto se evidenció como un símbolo de reconciliación entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente. De acuerdo con las "Crónicas de los tiempos pasados", Volodymyr el Grande trasladó la mayor parte de esas reliquias a Kyiv.
Los hallazgos arqueológicos individuales del siglo III muestran la presencia de comunidades cristianas en el reino del Bósforo, y en el siglo IV existió una diócesis en el Bósforo, cuyo obispo, Cadmus, participó en el Primer Concilio Ecuménico en Nicea en el año 325.
La introducción del cristianismo como religión de estado del Imperio Romano, a finales del siglo IV, contribuyó a su difusión activa entre la población de Crimea. En ese momento, la diócesis ya estaba establecida en Jersones, y su obispo participó del Concilio Ecuménico II en Constantinopla en el año 381.
En general, en el territorio de la Ucrania actual, además de la diócesis de Jersones, existían la Escita, la Gótica y la Surozhska o de Suhdysk.
La adopción del cristianismo en Crimea data de fines de V - principios del siglo VI. En el siglo III, las tribus germánicas de los godos llegaron al territorio de Ucrania, que en los años 341-348 adoptó el cristianismo del obispo Wulfila, quien tradujo el Evangelio al gótico; y en los siglos IV-V se expandieron a los asentamientos de las tribus eslavas en el territorio de Ucrania, en particular, los polanos a la vera del río Dnipró, con centro en Kyiv. Una parte de ellos, al parecer, también eran cristianos, como consecuencia de sus contactos con los griegos, los godos y los descendientes de los escitas.
II. La difusión de la fe cristiana hasta Volodymyr (siglos IX-X)
La formación del estado de Kyiv está estrechamente entrelazada con la expansión del cristianismo en los territorios ucranianos. Según el Patriarca Focio de Constantinopla y los cronistas bizantinos, en el año 860, el príncipe Askold de Kyiv y su séquito, recibieron el bautismo ("el primer bautismo de la Rus') durante una campaña a Constantinopla e invitaron misioneros a Kyiv.
Desde entonces, el cristianismo comenzó a difundirse activamente entre los Kyivenses.
Una influencia decisiva en este proceso la tuvo la actividad misionera de los hermanos Cirilo y Metodio, comenzando desde el siglo IX. La ciudad de Tessalonica (Soluñ), donde nacieron los hermanos, estaba en las proximidades de las tierras eslavas. Cirilo estudió en Constantinopla en la corte del emperador bizantino Miguel III, el dominaba los idiomas eslavo, griego, latín, hebreo y árabe. Durante algún tiempo trabajó como bibliotecario en la biblioteca patriarcal, y viajó con una misión diplomática a lo de los jazaros. Metodio fue a servir en el ejército, sin embargo, rápidamente abandonó su carrera militar e ingresó a un monasterio.
Por invitación de Rostyslav, Gran Príncipe de Moravia, con el consentimiento del emperador bizantino Miguel III y del Patriarca Ignacio, los hermanos comenzaron sus actividades misioneras predicando el cristianismo entre la población del Gran Estado de Moravia. Al éxito de la prédica contribuyó el hecho, que aún antes de partir, Cirilo creó el alfabeto eslavo (cirílico) para traducir las Sagradas Escrituras, las que, con el consentimiento de la sede en Roma, se convirtió en la escritura oficial para los eslavos orientales y meridionales. Los hermanos tradujeron del griego partes de las Sagradas Escrituras, el Salterio, las cartas de los Apóstoles, los libros litúrgicos y celebraban la Divina Liturgia en idioma eslavo (antiguo búlgaro). Gracias al uso de un idioma comprensible para los eslavos, la fe cristiana comenzó a extenderse rápidamente no solo en la Gran Moravia, sino también entre las tribus eslavas vecinas, en particular en Polonia y la parte occidental de la Rus'.
Además, las actividades de traducción de los Santos Cirilo y Metodio contribuyeron al posterior desarrollo de la cultura eslava en general. El "antiguo eslavo" se convirtió durante siglos, no solo en el idioma de la Iglesia, sino también, en el lenguaje literario oficial utilizado por las clases sociales más educadas de la sociedad.
Además, San Cirilo antes del comienzo de sus misiones, mientras se encontraba en el año 861 en Jersones, descubrió allí las reliquias de San Clemente y con su hermano las trasladó a Roma (en el año 867), donde fueron solemnemente recibidas por el Pontífice Romano. Los santos Cirilo y Metodio entraron en la historia como "puentes" que unen a los pueblos eslavos con la Iglesia Católica. Ya en ese momento, la diferencia entre Roma y Constantinopla era bastante notable, ellos tenían una fuerte controversia sobre la literatura eclesiástica. Al mismo tiempo, la actividad de los santos hermanos tenía un carácter conciliador. Buscaban compromisos y consideraban que las disputas debían resolverse a través del diálogo. Es por eso que el 30 de noviembre de 1880, el Papa León XIII instituyó oficialmente la festividad de Cirilo y Metodio en la Iglesia Occidental, enfatizando con esto el significado universal de su obra. El 31 de diciembre de 1980, el Papa Juan Pablo II los proclamó junto con San Benedicto en patrones espirituales de Europa, y el 2 de junio de 1985 publicó su mensaje individual “Slavorum Apostoli”, en el que destacó la importancia de ambos en la en la historia del cristianismo europeo.
La Iglesia glorifica a los santos Cirilo y Metodio como a los "ilustradores de los pueblos eslavos", "Apóstoles de la unión en la religión", "Apóstoles de los eslavos y sus primeros obispos".
ІІІ. Bautismo de Rus’-Ucrania (988)
En la Rus’, hasta el reinado de Volodymyr, la religión cristiana no tenía carácter oficial, aunque los príncipes de Kyiv, comenzando desde Askold, con frecuencia se convertían solos al cristianismo, o con lealtad respetaban la fe en Cristo. Durante el reinado del Príncipe Igor (años 912-945), como está registrado en las crónicas del año 944, en la zona de podillia - en Kyiv -, ya existía la iglesia del Santo Profeta Elías – pues la esposa de Igor – la princesa Olga (años 945- 969) – aproximadamente en el año 957 fue bautizada en Constantinopla, y simultáneamente mantenía estrechos contactos con el emperador alemán Otton I y ella misma, en el año 959, invitó a que vinieran misioneros alemanes encabezados por el obispo Adalberto.
El factor determinante, sin embargo, para el destino futuro y la identidad de la Iglesia, en las tierras eslavas orientales, fue la adopción del cristianismo, en el rito oriental, como religión de estado, aproximadamente en el año 988, durante el reinado de Volodymyr el Grande (años 978-1015), nieto del Príncipe Igor y de la Princesa Olga.
Aunque, de acuerdo con la crónica de Néstor, el príncipe había enviado a sus mensajeros a ver a los representantes de las diferentes religiones existentes, su elección se fijó en el cristianismo. Tal determinación no fue accidental. Además de razones religiosas, jugó un papel importante para la adopción del cristianismo la conveniencia, tanto política como culturológica, por cuanto ya en ese tiempo el cristianismo jugaba un papel clave en el mundo civilizado. La adopción de la religión cristiana le proporcionó al Príncipe Volodymyr y a su estado un prestigio moral, le otorgaba un status de legitimidad entre los demás países y esto modificó la actitud de los gobernantes de la época hacia la Rus’ de Kyiv.
El bautismo de los eslavos orientales, que vivían en ese momento dentro del estado de la Rus’ de Kyiv, promovió activamente la difusión de la cultura escrita, y fue en los monasterios el lugar donde se desarrolló la escritura. Aquí se transcribían los libros, reafirmando así la cultura cristiana.
Los historiadores consideran que el primer Metropolita llegó a Kyiv desde Constantinopla durante el Bautismo de la Rus’. Al mismo tiempo, tal dependencia jurisdiccional de la iglesia no impedía los contactos de Kyiv con la Sede Apostólica Romana y con el Occidente latino.
El Príncipe Volodymyr el Grande no se limitó al bautismo formal de Rus’. El mismo cambió su forma de vida (en su juventud era soberbio y autoritario, llevaba una vida aireada y de sangrienta arbitrariedad), condujo las actividades educativas entre las amplias masas de su pueblo: levantó templos, apoyó el oficio de edición de libros, creó bibliotecas, hizo construir escuelas.
La posterior herencia de la dinastía gobernante de Kyiv, fue agravada por la muerte como mártires de los hijos menores de Volodymyr, Borys y Hlib, quienes fueron asesinados en el año 1015 por su hermanastro mayor, Svyatopolk, quien más tarde fuera llamado el maldito, y que intentaba ocupar en forma unipersonal el trono del Gran Principado.
Ambos hermanos se convirtieron en los primeros santos ucranianos (de la Rus’) canonizados oficialmente.
La Rus’ de Kyiv extendió su era dorada bajo el reinado de uno de los hijos de Volodymyr - Yaroslav el Sabio (años 1019-1054), cuando "la fe cristiana comenzó a proliferar y expandirse". El príncipe se convirtió en el iniciador de las construcciones en Kyiv de majestuosos monasterios e iglesias, y concluyó con la construcción de la Catedral de Santa Sofía, iniciada por su padre.
Se consolidó el estado desde su interior a través del desarrollo educativo y científico, se recopiló en un código toda la legislación existente sobre la base de principios cristianos. Yaroslav el Sabio también estableció relaciones familiares con muchas coronas europeas. Para fortalecer su influencia sobre las estructuras jerárquicas y lograr la independencia de la Metropolía local de la influencia de Constantinopla, en el año 1051 él impulsó la elección de un ciudadano de la Rus’, Ilarión, para que ocupara la sede Metropolitana de Kyiv.
La organización monástica desempeñó un papel muy importante en la vida de la Iglesia de la Rus’ de Kyiv, cuyo centro principal fue el monasterio de las Grutas de Kyiv, que fuera iniciado por la devoción de San Antonio de las Grutas. El notable constructor del monasterio y reformador del monasticísmo de la Rus’ fue San Teodosio de las Grutas, quien en la segunda mitad del siglo XI llevó a cabo la creación de las Reglas monásticas de la Congregación de San Teodoro Studita, y éstas reglas fueron subsecuentemente "adoptadas e introducidas en todos los monasterios".
En el centro monástico Laura se creaban íconos, se escribían las crónicas, se traducían y reescribían los diferente libros litúrgicos y espirituales, que tuvieron una fuerte influencia no sólo en la vida eclesiástica sino también en la política de la Rus’.
Se produjeron cambios significativos en la Metropolía de Kyiv como consecuencia de la gradual desintegración del estado en principados independientes y la tirante lucha entre los numerosos herederos de la dinastía de los Riuryk, por la "herencia del Principado de Kyiv", y también después de la invasión de las hordas (1240) y de los gobiernos de los estados vecinos. En estas circunstancias, en las condiciones de su desintegración como estado y la pérdida de su independencia política, la Iglesia se mantuvo prácticamente como la única institución social de la antigua Rus’. Ella ha contribuido a la preservación de la cultura tradicional y a la formación de una comunidad moderna, étnicamente nacional, en todos los territorios de Ucrania, y esto desempeñó un papel muy importante en la lucha contra la absorción de su identidad por las diferentes naciones que la dominaron a lo largo de varios siglos subsiguientes.
IV. Unión de Brest (1596)
La decadencia del antiguo estado de la Rus’ bajo las presiones de los ataques sufridos por las diferentes hordas y la transición al siglo XIV, con la caída de una parte importante de su territorio bajo el dominio de los reinos polacos y lituanos provocaron intentos de dividirla y el desplazamiento de la sede de la Metropolía de Kyiv. Al mismo tiempo, mientras ella se encontraba en las fronteras entre el este y el oeste europeos, la élite eclesiástica de la Rus’ en varias oportunidades ha tomando medidas para lograr restaurar la unidad de los cristianos. La jerarquía eclesiástica de la Rus’ participó como miembro en los Concilios de la Iglesia latina de Lyon (1245) y de Constanza (1418). El príncipe de Halych-Volyñ, Danylo Romanovych (1238-1264), buscando apoyo en la lucha contra las hordas del este, concertó un acuerdo con la Sede de Roma, y en el año 1253 recibió la corona real del Papa Inocencio IV.
La Unión de Florencia entre Roma y Constantinopla del año 1439, fue recibida positivamente en las tierras ucranianas y bielorrusas. Uno de sus iniciadores fue el Metropolita Isydor de Kyiv. El Papa lo elevó a la dignidad del Cardenal y lo designó como su legado ante Polonia, Lituania y el Principado de Moscovia. El acuerdo de Florencia, sin embargo, no fue aceptado por parte de la Metropolía Moscovita. En el año 1448, la Iglesia de Moscú se separó definitivamente de la de Kyiv autoproclamando su autocefalía, la que fue reconocida por Constantinopla solo 141 años después (en el 1589).
En el Reino de Polonia en el siglo XVI la Iglesia latina que, de hecho, era la religión del estado, recibía un apoyo especial por parte de sus autoridades, y los fieles de rito oriental, a menudo, eran discriminados y tenían limitados sus derechos. Sin embargo, en ese momento, el cristianismo occidental vivía la mayor crisis de su historia causada por la Reforma. Las ideas protestantes de Alemania comenzaron a difundirse rápidamente en Lituania y Polonia. La Metropolía de Kyiv, que había permanecido bajo la jurisdicción canónica de Constantinopla, no pudo conseguir el apoyo adecuado de la Iglesia madre, la que después de la conquista otomana de Bizancio en el año 1453, también estaba viviendo tiempos difíciles. Por ello, la jerarquía de la Metropolía de Kyiv comenzó a buscar otros caminos más efectivos para superar la crisis interna y las amenazas externas.
El obispado de la Rus’, a fines del siglo XVI, tomó una decisión sinodal para ponerse bajo la tutela y protección de la Sede Apostólica Romana. Así, se firmó el acuerdo de la Unión de Brest del año 1596, que manifestó la restauración de la comunión en la unidad de las Iglesias de Kyiv con la Latina.
Los arquitectos de este acuerdo eclesiástico tenían como meta no solo preservar la estructura eclesiástica tradicional, el rito oriental (bizantino), también resistir a la asimilación de los ucranianos y de los bielorrusos y a su traspaso al catolicismo romano. En el período preparatorio, en el ambiente de las elites religiosas y seculares de la Rus’ se consideraron dos proyectos de unión - "la unión regional" y "la unión universal". El primero, apoyado por el rey polaco Segismundo III, preveía la unificación de la Metropolía de Kyiv, como parte del Patriarcado de Constantinopla, con la Sede Apostólica. El segundo, cuyo protagonista era el príncipe de la Rus’ Konstiantyn Ostrozkyi, estaba orientado a la unión con Roma de todos los patriarcados ortodoxos. Los obispos de la Metropolía de Kyiv eligieron el primer proyecto, el cual para su punto de vista era el más realista, y enviaron hacia Roma, el 23 de diciembre de 1595, a dos obispos, Ipatiy Potiy y Kyryl Terletskyi, para que se lo presenten al Papa Clemente VIII.
Las diferencias en la visión de los caminos para la unificación se transformaron en el motivo por el cual, el modelo confirmado en el Concilio de Brest en el año 1596 no fuera apoyado por todos los obispos y los fieles de la Metropolía de Kyiv, pues parte de ellos insistía en la conservación de su pertenencia al Patriarcado de Constantinopla y pasaron a una abierta oposición hacia los partidarios de la unión. Ellos lograron la consagración secreta de una jerarquía ortodoxa paralela (año 1620), que hizo realidad el patriarca de Jerusalén – Teofan -, y más tarde el reconocimiento oficial, por las autoridades del Reino de Polonia, de la división confesional de la Iglesia de la Rus’ en dos jurisdicciones (año 1632), que incrementó la oposición en las sociedades ucranianas y bielorusas. El momento culminante de este conflicto fue el asesinato en el año 1623, en Vitebsk, del arzobispo de Polotsk Josafat Kuntsevych (años 1580-1623), quien fuera beatificado en el año 1641 por el Papa Urbano VIII y canonizado en el año 1867 por el Papa Pío IX.
En Halych, donde el antagonismo polaco-ucraniano estaba marcado por una especial agudeza y tensión, la Iglesia unida a Roma, logró la simpatía de la jerarquía ortodoxa y de su feligresía casi un siglo después de Brest (recién en el año 1691 aceptó la unión la eparquía de Przemysl y en el año 1700 la eparquía de Lviv). El Sínodo de Zamostia del año 1720 consolidó a favor de la Iglesia Uníata el status como la única Iglesia de rito oriental en las tierras del Reino de Polonia.
V. Restablecimiento de la Metropolía de Halych (1808)
La consolidación de la Iglesia Ucraniana (de la Rus’) en el Reino de Polonia no fue duradera. Debido al debilitamiento y las divisiones del Estado en los años 1772, 1793 y 1795 el Imperio Ruso extendía su dominio en los contiguos territorios de Ucrania, que estaban acompañados de represiones contra los “uníatas” y su forzada “conversión” a la Iglesia de Moscú. En los años 1768-1786 bajo la dominación de Moscú pasaron los territorios de Ucrania sobre la costa derecha del río Dnipró, en el año 1839 – los de Bielorusia Occidental y el Volyñ Septentrional, en el año 1875 Jolmshchyna y Pidliashshia. La parte ortodoxa de la Metropolía de Kyiv, ya en los años 1685-1686 fue anexada al Patriarcado de Moscú.
Al mismo tiempo, la idea de la unidad de la iglesia ortodoxa-católica estaba ganando cada vez más seguidores en la parte occidental de Ucrania. En el año 1646, en el Concilio de Uzhhorod parte del clero de la Eparquía de Mukachevo decidió restaurar la comunión con Roma, cuyos territorios durante siglos estuvieron bajo el dominio húngaro. La concertación de la Unión de Uzhhorod se llevó a cabo con principios similares a la Unión de Brest, y entre sus requisitos previos ésta jugó un papel muy importante para frenar la propagación del protestantismo y en su búsqueda de igualdad de derechos con los católicos romanos. Sin embargo, la unión logró establecerse aquí sólo a mediados del siglo XVIII - después que toda la Transcarpatia pasara bajo el dominio de la monarquía Austriaca de los Habsburgo.
Un significado iimportante para el cambio de las relaciones entre los cristianos de diferentes tradiciones se obtuvo con la política educativa de los Habsburgo, primero en la Transcarpatia, y más tarde en Halych (la que, después de la primera división del Reino de Polonia - en el 1772 - pasó bajo el dominio de la monarquía de Austria).
La Jerarquía greco-católica (así se comenzó a llamar oficialmente a la iglesia "uníata" por disposición de la reina María Teresa en vista a su rito oriental - "griego" - y occidental "romano" – por su pertenencia jurisdiccional) logró el reconocimiento y el apoyo del gobierno imperial, que se manifestó en la igualación formal de los derechos con los católicos romanos, abriéndoles el acceso a la educación general y teológica, incluyéndoles el permiso de usar su idioma nativo, proporcionándoles una posición mínima de ayuda en lo material y la formalización de la organización administrativa necesaria para el funcionamiento de las estructuras eclesiásticas. (En el año 1771 se legalizó la independencia de la eparquía de Mukachevo, de la cual en el año 1818 se separó la eparquía de Priashiv).
En el año 1808 se restauró la Metropolía de Halych con sede en la ciudad de Lviv.
Las reformas de los Habsburgos estipularon la consolidación de los principios de tolerancia y respeto a la libertad de conciencia, y también la integración de los cristianos ucranianos y sus estructuras eclesiásticas en la vida político- estatal. A la Iglesia greco-católica en Halych le surgió la oportunidad de desempeñar un papel especial en el movimiento nacional de Ucrania. A pesar de que la mayoría del clero greco- católico a fines del siglo XVIII – y en la primer mitad del siglo XIX - estaba polonizada, una parte del clero menor y de los seminaristas bajo la conducción de la "Trinidad de la Rus’" – Markian Shashkevych, Ivan Vahylevych y Yakiv Holovatskyi – en los años 30 años del siglo XIX, dirigieron su mirada hacia el pueblo común.
Las personas instruidas anhelaban entender sus antecedentes históricos, su patrimonio cultural y sus necesidades sociales, y propagaban la idea de un único pueblo de la Rus’, dividido entre dos imperios y diferenciado de los polacos y de los rusos. Precisamente esta idea se convirtió en el fundamento de la plataforma política de las primeras instituciones nacionales, que surgieron durante la revolución de los años 1848 a 1849 por iniciativa y bajo la dirección de la jerarquía greco-católica: el Consejo Superior de la Rus’, la "Matriz de Halych-Rus’” (asociación literario-educativa, cuyo objetivo era la actividad educativa entre los ucranianos a través de las escuelas junto a las Iglesias, la publicación de libros, etc.), la Casa del Pueblo y otros. En el año 1868, se creó la Asociación “Prosvita”, que llevaba a cabo la labor educativa entre los campesinos ucranianos. En cada ciudad y pueblo surgían los centros de “Prosvita” con salas de lectura, las que eran gestionadas por los sacerdotes locales. Los más conocidos dirigentes sociales, políticos y culturales de Ucrania eran con frecuencia miembros de esta organización.
VI. Metropolita Andrey Sheptytskyi (1865-1944)
La vida y las actividades del Metropolita Andrey tuvieron una importantísima influencia en el desarrollo de la Iglesia ucraniana. Él es uno de los primeros obispos de la IGCU que comenzó a usar el lenguaje popular para comunicarse con los fieles, logró que, la Iglesia Greco-Católica bajo su extenso liderazgo se convirtiera en una institución ampliamente ramificada y de gran influencia, en un factor muy importante en la consolidación y en el apoyo espiritual en la lucha por la obtención de su propio Estado para Ucrania.
El metropolita Sheptytskyi descendía de una antigua familia ucraniana. Él formó su personalidad y obtuvo una educación integral en el multinacional y multireligioso imperio Austro-Húngaro. Después de ingresar al monasterio de los Padres Basilianos en Dobromyl en el año 1888, recibió el nombre monástico de Andrey. Estudió filosofía y teología en Cracovia, posteriormente – derecho en Munich. Concluidos sus estudios, recibió los títulos de doctor en teología y doctor en filosofía. En el año1899, fue nominado como Obispo de Stanislaviv, y más tarde en el 1900 – como Metropolita de Halych.
Ciertamente, no había ninguna área importante de la vida pública en la que el Metropolita no tomara parte activa. Apoyó a jóvenes artistas ucranianos, brindándoles becas para obtener su educación en las mejores instituciones educativas de Europa. Con sus fondos personales el metropolita compró el edificio, que albergaba la escuela de arte del famoso artista Oleksa Novakivskyi. En el año 1905 fundó el Museo Nacional de Ucrania, después de haber comprado para el Museo una edificación separada. Gracias al cuidado de Sheptytskyi, el museo recolectó una de las colecciones de iconografía más grandes de Europa. Él personalmente le regaló al mismo casi 10.000 objetos de su colección privada y continuó haciéndose cargo personalmente de su mantenimiento. Además, él apoyaba las actividades de las asociaciones culturales y educativas de Ucrania: “Prosvita”, "Escuela maternal” y “El Propietario Rural”.
El Metropolita también tomaba una posición cívica activa en la vida política de la entonces Halychyna. Como metropolita de Halych, el fue diputado en el Parlamento Austríaco y del Parlamento polaco por Halych. Esto le daba la oportunidad de expresarse ante esos gobiernos en apoyo de los ucranianos en el tema de fortalecer sus derechos dentro del estado. El apoyo de Sheptytskyi a la monarquía de los Habsburgo, durante la Primer Guerra Mundial, fue el motivo de su arresto y encarcelación durante la ocupación rusa (años 1914-1917). Después de la guerra, él junto con todo el Obispado de la Iglesia greco-católica apoyaron la creación de la República Nacional de Ucrania Occidental, proclamada tras la desintegración del imperio Austro-Húngaro (en el año 1918), y más tarde, en el estado de Polonia de la entre-guerra, dirigía sus esfuerzos y hacía uso de sus lazos diplomáticos para asegurar los derechos de los ucranianos.
Durante el período de la entre-guerra, el metropolita Andrey continuó trabajando en el desarrollo de la Iglesia. Por su iniciativa, se creó la Academia Teológica Greco-Católica de Lviv (en el año 1928). Esta institución educativa, bajo la dirección del Padre Dr. Josyf Slipyj, tenía que convertirse en una universidad de pleno derecho, tomando como modelo las instituciones de educación superior de Europa Occidental.
Un lugar muy importante en las actividades del metropolita era ocupado por el tema de la unificación de las Iglesias cristianas, el regreso del oriente eslavo a la unidad con la Sede Apostólica. Durante toda su vida el mantuvo contactos con los entonces partidarios del movimiento uníata, como el filósofo ruso Volodimir Soloviev con el Arzobispo croata Josip Strossmayer, con el Arzobispo y Cardenal belga Mercier - conocido defensor del diálogo con la Iglesia Anglicana, con el teólogo alemán Maksimilian de Sajonia - experto en las tradiciones litúrgicas del oriente cristiano. El Metropolita favorecía al desarrollo de la Iglesia Greco-Católica de Rusia.
Con este finalidad, el visitó Rusia en dos oportunidades (en los años 1907, 1912) y Bielorrusia. En marzo de 1917, habiendo recibido del Papa Pío X el derecho para llevar adelante la actividad pastoral entre los católicos del rito oriental en el territorio de Ucrania oriental y Rusia, organizó en Petrogrado el Sínodo de la Iglesia Católica Rusa y nombró como exarca, para los fieles de rito bizantino en Rusia al padre Leonidas Fëdorov. Sheptytskyi también fue el iniciador de los Congresos de Velehrad, dedicados a los temas de la mutua comprensión inter-cristiana.
En este mismo espíritu ecuménico, el Metropolita introdujo una serie de reformas en la IGCU con la restauración del espíritu cristiano oriental. En 1906 se fundó un monasterio de los monjes Studitas, que fuera encabezado por el hermano del metropolita, Klementiy Sheptytskyi, y en el año 1913, la rama oriental de los Padres Redentoristas. Fueron fundadas las órdenes femeninas de las hermanas Studitas, hermanas Siervas de la Misericordia y otras. Durante los años entre las dos guerras, el metropolita Andrey Sheptytskyi abiertamente condenaba la política religiosa de las autoridades polacas hacia los cristianos de la confesión ortodoxa y con cartas, que hacía públicas, intervenía defendiéndolos.
Las actividades del Metropolita en los años de la Segunda Guerra Mundial, tal como lo definió el Parlamento canadiense, "sirven y servirán como un inolvidable ejemplo de la defensa de los derechos humanos fundamentales, que son el primordial deber de las comunidades humanas".
Andrey Sheptytsky brindaba una sacrificada ayuda a los judíos en el momento más trágico del Holocausto. Arriesgando su propia vida, el Metropolita salvó a unos 1.500 judíos, en su mayoría niños. Su mensaje pastoral, "¡No matéis!" (en noviembre del año 1942), condenaba la privación forzada de la vida de cualquier persona y por cualquier motivo. En una carta al Papa Pío XII, el metropolita ucraniano condenó duramente la ideología nazi e intervino en defensa de la población judía.
El metropolita Andrey Sheptytskyi falleció el 1º de noviembre del año 1944 y sus restos fueron inhumados en la cripta de la Catedral San Jorge en Lviv.
VII. Seudo-sínodo y liquidación (1946)
El período de la Segunda Guerra Mundial es uno de los más difíciles en la historia de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. En el año 1939 Polonia fue ocupada por tropas alemanas, y Ucrania Occidental por las soviéticas. En ese momento, la IGCU contaba con 2387 parroquias y 3.6 millones de fieles, 2352 sacerdotes diocesanos, 31 monasterios masculinos y 121 femeninos y varias casas monásticas. Bajo el auspicio de la Iglesia, funcionaban la Academia Teológica Greco-Católica en Lviv y tres seminarios teológicos, en los que cursaban 480 estudiantes.
Las autoridades soviéticas consideraban a la Iglesia Ucraniana como un serio obstáculo para implementar la política de sovietización de toda la región. Por lo tanto, el régimen stalinista lanzó de inmediato una ofensiva contra la IGCU. Las autoridades organizaron una amplia campaña de acoso, intimidación y descrédito de los obispos greco-católicos y del clero, acusándolos de tener vínculos con los nacionalistas en la clandestinidad y con los centros de "anti-soviéticos" en el extranjero. La conducción de la Iglesia tenía que adecuarse a las nuevas realidades. El 22 de diciembre del año 1939, con el consentimiento del Vaticano el Metropolita Andrey, en secreto, consagró al padre Josyf Slipyj (1892-1984) como Obispo con derecho sucesorio a ocupar la Metropolía de Halych.
Al comienzo de la guerra entre la URSS y la Alemania nazi en el año 1941, Ucrania Occidental fue ocupada por las tropas alemanas. El 30 de junio de 1941, los representantes de las organizaciones ucranianas proclamaron el Acta de Restauración del Estado de Ucrania, y el Metropolita Andrey Sheptytskyi expresó su apoyo a esta iniciativa. Sin embargo, dos semanas más tarde, las autoridades alemanas comenzaron la represión contra los ucranianos. Ya, en ese entonces, la Iglesia Greco-Católica dio inicio a sus actividades en la clandestinidad, en particular, en la Catedral de San Jorge y en distintos monasterios - bajo la protección del Metropolita Andrey - se ocultó a centenares de representantes de la comunidad judía.
Tras el regreso de las tropas soviéticas a los territorios de Ucrania Occidental en el año 1944 y del fallecimiento del Metropolita Andrey (1º de noviembre), la conducción de la IGCU intentó lograr un modus vivendi con el estado soviético, es decir, la posibilidad de coexistir a pesar de las diferencias de opiniones. Con este fin, en diciembre del año 1944, el Metropolita Josyf Slipyj envió a Kyiv y a Moscú una delegación oficial encabezada por el Archimandrita Klementiy Sheptytskyi, la que tenía que legalizar la situación de la IGCU en la URSS. Sin embargo, el 15 de marzo de 1945, Stalin aprobó la instrucción secreta Nº 58, que fuera preparada por G. Karpov , presidente del Concejo en temas de la Iglesia Ortodoxa Rusa, cuyo primer capítulo estaba denominado "Medidas para la separación de la Iglesia Greco-Católica (uníata) del Vaticano y su ulterior adhesión a la Iglesia Ortodoxa Rusa”.
En esta instrucción estaba indicado: "organizar en la ciudad de Lviv una eparquía ortodoxa, dándole a su titular el título de obispo de Lviv y Ternopil, quien deberá unificar a las parroquias ortodoxas (que aún no existían) en las provincias de Lviv, Stanislaviv, Drohobych y Ternopil”. En otro punto se instruía la indispensable necesidad de crear "dentro de la Iglesia Uníata un grupo iniciador, que tenía que expresar en forma declarativa una ruptura con el Vaticano y convocar al clero uníata para traspasarse a la ortodoxia."
En ese momento, dentro de los límites de Ucrania, en las estructuras de la IGCU quedaban la arquidiócesis de Lviv, las eparquías de Stanislaviv y la mayor parte de la de Mukachevo, así también como una parte significativa de la eparquía de Przemysl, que había quedado dividida por la nueva frontera con Polonia.
En el así llamado Sínodo de Lviv del 8-10 de marzo del año 1946, que fuera organizado por los órganos gubernamentales y de seguridad del Estado, en colaboración con los miembros del grupo iniciativo, fue aprobado por unanimidad "rechazar las resoluciones del Sínodo de Brest del año 1596, liquidar la Unión, separarse del Vaticano, regresar a la paterna y santa fe ortodoxa y a la Iglesia Ortodoxa Rusa". Este acto de principio a fin, fue una verdadera farsa, y por ello en términos del derecho eclesiástico, como del derecho estatal no fue legítimo. Pero a la IGCU se la consideró oficialmente liquidada, y sus parroquias y la feligresía fueron absorbidas por la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Eso mismo le sucedió a aquellas partes de la IGCU, que habían quedado en el territorio de la Polonia de posguerra. Privada de su propia jerarquía y dispersados los fieles de la comunidad greco-católica por varias décadas, ellos fueron subordinados a las estructuras de la iglesia católica romana y permanecían bajo constante presión de las autoridades estatales. De igual modo, fueron absorbidos los greco-católicos de las eparquías de Mukachevo (1949) y de Priashiv (1950).
VIII. Patriarca Josyf Slipyj (1892-1984)
Josyf Slipyj es una de las figuras más brillantes en la historia moderna de la Iglesia. Científico, teólogo, director de instituciones académicas, líder de la Iglesia ucraniana: él era una personalidad multifacética.
Después de terminar de cursar la escuela primaria y la secundaria de Ternopil, Josyf Slipyj ingresó al seminario de Lviv en el año 1911. El metropolita Andrey Sheptytskyi, después de haber observado las capacidades del joven seminarista, y luego de que hubiera completado el segundo año, lo envió a continuar sus estudios a la Universidad de Innsbruck (Austria), donde él recibió una formación educativa clásica y finalmente defendió dos disertaciones científicas en el campo de la teología dogmática.
Más tarde el p. Slipyj regresó a Halychyna y comenzó su actividad científica. La carrera de este joven intelectual, que dominaba con fluidez tanto los idiomas clásicos (griego antiguo y latín) como los modernos (alemán, polaco, francés, inglés e italiano), se desarrolló con bastante rapidez. Tras haber recibido la ordenación sacerdotal en el año 1917, se consagró por completo al desarrollo de las instituciones científicas y educativas de la IGCU. Después de tres años de dedicarse a la enseñanza, Sheptytskyi nombró al padre Josyf Slipyj como rector del seminario de Lviv. A continuación él se convirtió en el director de la recientemente creada Academia Teológica Greco-Católica. El padre Josyf Slipyj también fue presidente de la Sociedad Teológica Científica y el principal redactor en jefe de la publicación "Teología".
Las instituciones encabezadas por el padre Josyf Slipyj eran unos de los principales centros científicos, no solo para el entorno eclesiástico, sino también para toda la comunidad ucraniana de Halych. Durante mucho tiempo, Andrey Sheptytskyi cifraba sus principales anhelos en la Academia Teológica, que el intentaba convertir en una verdadera universidad Europeo-Occidental para los ucranianos. El rector de la Academia tenía en su mente cómo hacer realidad este ambicioso y difícil proyecto, sobre todo en esos tiempos.
Los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial hicieron sus ajustes en la vida del Padre Josyf Slipyj. El Metropolita Andrey Sheptytskyi, que hacía unos años estaba confinado a la silla de ruedas, recibió del papa Pío XII el permiso para la consagración como obispo del rector Slipyj con el derecho de sucesión al trono de la Metropolía. La consagración episcopal se llevó a cabo el 22 de diciembre del año 1939 en las capilla privada del palacio metropolitano con la participación de dos obispos – Mykolay Charnytskyi y Nykyta Budka. Después de la ocupación de Lviv por el ejército soviético y del fallecimiento de Sheptytskyi (1º de noviembre del año 1944) sobre las espaldas de este Obispo cayó todo el peso de la conducción de la Iglesia en este nuevo contexto político, y, a pesar de ello, el 11 de abril del año 1945, él fue arrestado.
Durante la investigación, que duró más de un año, los bolcheviques trataron de persuadir al Metropolita Josyf Slipyj para que se pasara a la Iglesia oficial rusa, pero él se negó categóricamente. Entonces fue declarado culpable ante el tribunal militar por “traición a la Patria”, de conformidad con los artículos 54-1 y 54-11 del Código Penal de la República Socialista Soviética de Ucrania, y condenado a ocho años de trabajos forzados en los campamentos del GULAG.
En total, el Metropolita pasó 18 años en prisiones, campos y exilios soviéticos. Los compañeros de prisión lo recordaban como un hombre que estaba resuelto para llegar hasta el final por su fe y su convicción. En los años 1953-1958, cuando permanecía en el exilio en el pabellón de inválidos en Maklakovo, el escribió la historia de la Iglesia Universal en Ucrania en varios tomos. Este trabajo es clave para entender la visión del Metropolita Josyf Slipyj sobre la identidad de su Iglesia.
El también escribió varias cartas pastorales dirigidas a los fieles de la Iglesia perseguida. Al Metropolita lo preocupaba el destino futuro de la IGCU, por ello en sus mensajes él se expresaba con punzante agudeza dirigida a aquellos que, bajo la presión de circunstancias externas y de las autoridades del gobierno se pasaron a la Iglesia Ortodoxa Rusa, condenaba el seudo-Sínodo de Lviv del año 1946 como una seudo asamblea eclesiástica, que no tenía canónicamente ningún derecho para cancelar el Tratado de Brest y declarar la fusión con la Iglesia Rusa y llamaba, a los que se habían alejado, a retornar al seno de la IGCU. Además de ello, él regularmente presentaba por escrito quejas y declaraciones de protesta a las más altas instancias soviéticas, en las que hacía hincapié en que él había sido injustamente condenado, exigiendo lo liberaran de los campos, rechazando las diferentes calumnias y difamaciones contra su persona y su Iglesia, que se publicaban en la prensa soviética, y procuraba conseguir la restauración de los derechos de la IGCU.
El Metropolita Josyf, al igual que otros muchos representantes del clero greco-católico, en la medida de sus posibilidades continuaban con su labor pastoral, él celebraba la Divina Liturgia de la que participaban no sólo los greco-católicos, sino también los ortodoxos o los protestantes, les administraba los santos sacramentos del bautismo y del matrimonio y, a pesar de su nuevo encarcelamiento (en el año 1958), el Metropolita no desatendía sus deberes pastorales. Él, personalmente, ordenó en los campos a varios sacerdotes, y después de su liberación y antes de partir hacia Roma el 4 de febrero de 1963, en secreto, consagró como obispo, en una habitación del hotel "Moscú" al sacerdote Vasyl Velychkovskyi y de esta manera aseguró la continuidad de las estructuras en la clandestinidad de la IGCU.
En Roma (entre los años 1963-1984), para el Metropolita, y luego Arzobispo Mayor y Cardenal Josyf Slipyj, la cuestión de la protección de la Iglesia perseguida se convirtió en una de las misiones prioritarias de su actividad. Él utilizaba los diferentes foros en los que enfatizaba sobre la persecución de las Iglesias en la URSS, y llamaba a acciones más radicales para proteger los derechos de los creyentes. Su voz se convirtió en una especie de "apelación a la conciencia" a los medios eclesiásticos del mundo libre.
La consolidación de la vida eclesiástica de los greco-católicos en la emigración se convirtió en otra tarea prioritaria del Primado de la Iglesia.
En el año 1963 el fundó la Universidad Católica Ucraniana “San Clemente Papa”, que tenía que consolidar las fuerzas científicas de los ucranianos en el extranjero. Aunque esta institución educativa no se convirtió en una universidad de pleno derecho, fue el principal lugar de encuentro para los representantes intelectuales de la diáspora ucraniana y un muy importante centro editorial.
El Patriarca Josyf Slipyj también procuraba fortalecer la estructura interna de la iglesia, iniciando el muy ambicioso proyecto de elevación de la IGCU al rango de patriarcado.
Esto tenía, en particular, que garantizarle a la Iglesia los necesarios derechos de autonomía, los que, a su vez, contribuirían a su consolidación confesional.
El Patriarca intervenía a favor de la preservación de la identidad nacional, para el acercamiento entre las iglesias. En su "Testamento", él llamaba la atención sobre el legado común de la tradición cristiana de Kyiv como fundamento de principios para el logro de un acuerdo de partes en el futuro. Al mismo tiempo, este documento refleja su visión profética de que su Iglesia, después de décadas de sufrimiento, reviviría en sus tierras natales. Sólo por uno pocos años él no llegó a vivir y ver la legalización de la IGCU en Ucrania.
En septiembre del año 1992, cumpliendo con su "Testamento", los restos de Josyf Slipyj fueron vueltos a inhumar en la cripta de la catedral de San Jorge en Lviv al lado de su predecesor, el Metropolita Andrey Sheptytskyi.
IX. La Iglesia en la clandestinidad (1946-1989)
Cualquier actividad pastoral de los sacerdotes greco-católicos, después del seudo-sínodo de Lviv, era considerada como ilegal. Tanto los sacerdotes, los monjes y las monjas siempre estaban expuestos a represiones
En especial, se condenó al metropolita Josyf Slipyj a 8 años de prisión y a tres años de privación de sus derechos civiles por su "actividad contrarrevolucionaria" y "traición de la patria"; al obispo Nikita Budka a cinco años de prisión y tres años de privación de los derechos civiles; al obispo Mykolay Charnetskyi a cinco años en prisión y tres años de privación de sus derechos civiles; al obispo Ivan Lyatyshevskyi a diez años de prisión. El obispo Hryhoriy Khomyshyn falleció en la cárcel de Kyiv el 28 de diciembre de 1945, antes de ser iniciado su juicio. En el campamento “Chapayivka-Vita”, cerca de Kyiv, 17 de diciembre de 1947 falleció el obispo de Przemysl, Josafat Kotsylovskyi. El 1º de octubre de 1949, en el exilio, en Karaganda (Kazajistán), fue asesinado el vicario general de la Arquidiócesis de Lviv, el obispo Nikita Budka. El 12 de noviembre de 1950 cerca de Vorkuta – falleció el Obispo auxiliar de Przemysl, Hryhoriy Lakota.
A pesar del hecho en sí, por el que la estructura "visible" de la IGCU fue destruida por los arrestos de su episcopado, la Iglesia logró, en condiciones de persecución y sumida en una profunda clandestinidad, preservar una ininterrumpida continuidad de su ministerio episcopal. Las consagraciones episcopales fueron llevadas a cabo secretamente por los obispos que actuaban en la clandestinidad. Desde 1945 hasta el año 1989, en condiciones de estricto secreto, en la clandestinidad, fueron consagrados 15 obispos.
Solo durante los años 1945 y 1946, los órganos de seguridad del estado arrestaron a más de 800 sacerdotes greco-católicos condenándolos de 10 a 25 años. El territorio geográfico por donde se distribuían los centros de encarcelamiento para el clero, los miembros de las congregaciones monásticas y la feligresía era muy amplio: República Socialista Soviética Autónoma de Mordovia (Dubrovlag); Komi República Socialista Soviética Autónoma (Vorkutlag, Rechlag, Intlag, Minlag); en Kazajistán (Karlag, Steplag); Siberia (Noryl’lag, Ozerlag); Lejano Oriente de Rusia (Berlag, Kolymlag) y otros similares. A asentamientos especiales, después de cumplir con sus términos de encarcelamiento, eran enviados a la región de Krasnoyarsk, a la región de Chitá, a la región de Jabárovsk.
Sin embargo, el estado ateo no logró quebrar el espíritu de resistencia. A pesar de las insoportables condiciones, tanto físicas como morales, en los campamentos soviéticos y de las difíciles condiciones de vida en el exilio, el clero greco-católico utilizaba todo tipo de oportunidades para cumplir con su ministerio pastoral. En los lugares de encarcelamiento y en los asentamientos ellos celebraban diferentes oficios litúrgicos, administraban los Santos Sacramentos. Los sacerdotes bautizaban a los niños, en los asentamientos especiales unían en matrimonio a las jóvenes parejas, y no sólo a los ucranianos. En los campos incluso se celebraban ordenaciones sacerdotales.
En Halychyna, la vida de la iglesia continuó en la clandestinidad - en particular gracias a la actividad de los obispos, de los sacerdotes, los miembros de las congregaciones monásticas y de los fieles, a medida que regresaban de los campos y del exilio. Los servicios litúrgicos secretos se llevaban a cabo en las casas particulares, en lugares de peregrinación, junto a las iglesias clausuradas. Las Liturgias clandestinas se llevaban a cabo generalmente por las noches a puertas y ventanas bien cerradas. El número de creyentes que participaban de estas Divinas Liturgias oscilaban entre unos pocos y varias decenas. Antes de la Liturgia se hacían las confesiones. El sacerdote generalmente solo vestía la estola, que era más fácil de quitar y ocultar en caso de una redada. Por razones de seguridad, los sacerdotes no siempre llevaban consigo los instrumentos litúrgico-eclesiásticos.
Después de la dispersión de los monasterios y del arresto de los superiores, los monjes y las monjas vivían en pequeñas comunidades de 3 - 4 personas y entre ellos cumplía con las obligaciones prescriptas por sus congregaciones.
Las congregaciones monásticas se iban completando con jóvenes que se acercaban a las comunidades monásticas por recomendación de las mismas hermanas o de los sacerdotes.
Las monjas ayudaban en la educación religiosa de los niños, guardaban en sus hogares la Sagrada Eucaristía, acordaban el lugar y la hora de encuentro para los Servicios Divinos, especialmente para Navidad y Pascua, y traían consigo todo lo necesario para las celebraciones. En estas "iglesias itinerantes", las hermanas eran a la vez sacristanes, y diáconos, y catequistas (maestras de la Ley de Dios).
El clero secular y los obispos recibían un gran apoyo de los feligreses. Sus hogares con frecuencia se convertían en lugares para las celebraciones de las Divinas Liturgias y la administración de los sacramentos. Los fieles de la IGCU se preocupaban de la educación cristiana de los niños, elaboraban y preservaban el instrumental litúrgico, cuidaban de los templos cerrados, escoltaban y custodiaban a sus sacerdotes, buscaban sacerdotes para la atención de las personas que necesitaban confesarse o comulgar y, por lo tanto, se convirtieron en el soporte inamovible de la Iglesia en la clandestinidad.
Una de las tareas más importantes de la jerarquía eclesiástica en la Iglesia clandestina fue el reclutamiento, la enseñanza y consagración de los candidatos al estado clerical. Con este propósito, funcionaban seminarios espirituales secretos en los que se educaba a una nueva generación de clérigos, garantizándole a la Iglesia la continuidad de su ministerio pastoral.
La educación duraba mucho tiempo. La formación de uno o varios candidatos era confiada a un sacerdote bien instruido, el que en particular les proporcionaba los libros de texto, las traducciones del latín y de otros idiomas. El plan de estudios era mucho más compacto, que en los seminarios que existían anteriormente, y cubría sólo los temas más importantes e imprescindibles para la actividad pastoral en la clandestinidad. Estos incluían teología moral y pastoral, dogmática, derecho canónico, ritualidad, Sagradas Escrituras, filosofía, historia de la iglesia, ética y canto litúrgico. La ordenación de los jóvenes pastores se llevaba a cabo generalmente después de cuatro a seis años de educación secreta. Los candidatos eran examinados por una comisión de sacerdotes mayores y, si los resultados eran positivos, éstos los recomendaban al obispo.
Muchos de los candidatos se vieron obligados a trabajar formalmente en trabajos pesados y mal pagos para poder cumplir con su vocación sacerdotal.
X. Renacimiento de la Iglesia (1989)
Como consecuencia de la política de democratización, que llevó a cabo en la URSS Mijail Gorbachov, en la segunda mitad de la década de los años 1980, los greco-católicos ya no querían soportar más las injusticias hacia su Iglesia. Como precursora de la legalización de la IGCU actuó la declaración pública, de fecha 4 de agosto del año 1987, anunciando su salida de la clandestinidad de un grupo de sacerdotes (23 personas) y de fieles dirigidos por el Obispo Pavlo Vasylyk. Y a fines de ese mismo año, los greco-católicos activos formaron el Comité para la Protección de los Derechos de la Iglesia Católica Ucraniana presididos por el ex-preso político Ivan Hel.
Este comité fue el apoderado de la organización religiosa ucraniana en defensa de los derechos: "Grupo Iniciativo para la defensa de los derechos de los feligreses y de la Iglesia", fundada en el año 1982, que fuera presidida por Josyf Terelya y Vasyl Kobryn. Los líderes establecieron un único objetivo - la legalización de la IGCU, que planificaban hacer realidad a través del "despertar" de la sociedad ucraniana y la presentación más amplia posible del problema de los greco-católicos ante los órganos de poder de la URSS y de la comunidad mundial.
El Comité comenzó a juntar firmas en una declaración que pedía el reconocimiento oficial de la IGCU. Durante los años 1988-1989, se juntaron alrededor de 120 mil firmas.
En las ciudades y pueblos de Ucrania Occidental se celebraban las Divinas Liturgias a cielo abierto, que en un principio reunían a un pequeño número de creyentes, pero más tarde se convertían en una manifestación de muchos miles. Un gran número de fieles se reunió durante los festejos, en julio del año 1988, del Milenio del Bautismo de la Rus’, en las localidades de Hrushiv y Zarvanytsya encabezados por el Obispo Pavlo Vasylyk, los padres Volodymyr Viytyshyn, Josyf Moroz, Ivan Senkiv, Taras Senkiv, Hrehoriy Simkaylo, Mykola Simkaylo y otros. Miles de manifestantes se reunieron en Lviv, en el año 1989, en la celebración de la Divina Liturgia en honor al 175 aniversario del nacimiento de Taras Shevchenko, que fuera celebrada por sacerdotes ortodoxo y greco-católico Myjayil Nyskohuz y Myjayil Voloshyn. Con un acto multitudinario fue honrada la memoria del padre Markiyan Shashkevych en el pueblo Pidlyssi el 06 de agosto del año 1989.
En mayo de 1989, en el centro de Lviv, cerca del antiguo monasterio de las Carmelitas Descalzas, los sacerdotes greco-católicos comenzaron a celebrar la Liturgia todos los domingos. Además, en las ciudades más grandes de Ucrania Occidental, en los cementerios se celebraban multitudinarios servicios de oración por los difuntos (panajyda) en honor de los soldados caídos por un mejor destino para Ucrania. La más masiva fue la marcha en procesión por las calles de Lviv hasta la Catedral de San Jorge del 17 de septiembre del año 1989. La gente exigía la libertad de culto para los greco-católicos.
En ese mismo año se realizó una acción sin precedentes, la huelga de hambre de los greco-católicos en el distrito Arbat en la ciudad de Moscú. Fue iniciado el 18 de mayo del año 1989 por los obispos Pavlo Vasylyk, Sofron Dmyterko y Fylymon Kurchaba en las instalaciones del Soviet Supremo de la URSS. Más tarde, el clero y los laicos se unieron a la acción, los que se intercambiaban unos por otros durante cinco meses. La huelga de hambre logró una fuerte resonancia en la Unión Soviética y en el mundo.
Un factor muy importante en la lucha informativa fue la circulación en los países de Occidente de los periódicos impresos del Comité para la Defensa de la Iglesia Católica Ucraniana "La Voz Cristiana" (Jrystyianskyi Holos). Otras organizaciones religioso-patrióticas también contribuyeron a la causa por la legalización de la Iglesia, como la Asociación Mariana de Mujeres “Myloserdya” (Misericordia), que reinició su actividad en el año 1988.
Dada la presión interna y externa, el gobierno soviético se vio obligado a reconocer los derechos de la IGCU y el 28 de noviembre del año 1989 (antes del encuentro de Juan Pablo II con Gorbachov programado para el 1º de diciembre del año 1989), salió la declaración del Consejo sobre asuntos religiosos, que actuaba junto al Consejo de Ministros de la República Socialista Soviética de Ucrania, de acuerdo a la cual los greco-católicos recibían el derecho a establecer y registrar sus comunidades, haciendo uso de "todos los derechos establecidos por la ley para las asociaciones religiosas en la República Socialista Soviética de Ucrania".
La legalización oficial permitió también desarrollar la infraestructura interna de la IGCU. Así, en septiembre de 1990, por los esfuerzos del Obispo Volodymyr Sterniuk, reanudó su actividad el Seminario de formación religiosa “Espíritu Santo” en Lviv, como primer rector fue nombrado el obispo Fylymon Kurchaba.
El 23 de enero de 1990, en la Iglesia de la Transfiguración de Lviv, con la participación de los obispos de Ucrania y de unos 200 sacerdotes y muchos fieles, se llevó a cabo la Asamblea Sinodal de la Iglesia. En ella fueron aceptadas varias disposiciones, entre las cuales estaba la declaración de invalidez de las decisiones del seudo-Sínodo de Lviv del año 1946.
En junio del 1990, los obispos de la clandestinidad se reunieron con el Papa Juan Pablo II, donde él "bendijo y aprobó la unidad canónica y eclesiástica de la única IGCU en Ucrania y en la diáspora". Los últimos pasos culminantes de la legalización de la Iglesia fue la devolución a los greco-católicos de la Catedral Arzobispal de San Jorge en Lviv, que se realizó el 19 de agosto de ese año, la restauración de las actividades legales de las Ordenes y Congregaciones monásticas y el regreso a Ucrania, el 30 de marzo de 1991, del Primado de la IGCU Cardenal Myroslav Ivan Lyubachivskyi.
XI. Regreso a Kyiv (2005)
Habiendo renacido en Ucrania Occidental, la IGCU llevó a cabo una serie de reformas vinculadas con la subdivisión en eparquías, amplió la jurisdicción del Arzobispo Mayor y del Sínodo de Obispos para toda
Ucrania, aparte de Transcarpattya, donde la Iglesia Greco-Católica tiene su status autónomo.
En el año 2004 el en ese entonces Primado de la IGCU, Su Beatitud Lubomyr (Huzar), tomó una decisión, que fuera aprobada por el Sínodo y bendecida por el Papa Romano, de regresar la sede del Arzobispo Mayor de la Iglesia de Lviv a Kyiv. La fecha oficial de este retorno se considera el 21 de agosto del año 2005. A partir de ese día al Primado de la IGCU se lo nombra “Arzobispo Mayor de Kyiv-Halych”.
Desde entonces comenzó el activo desarrollo de la IGCU en los territorios de Ucrania “central”. Durante la última reorganización de la IGCU a fines del año 2011 dentro de los límites de Ucrania se crearon tres nuevas Matropolías – todas ellas se encuentran en el occidente de Ucrania y abarcan aparte de las tres de la zona de Halychyna a dos de en las provincias vecinas.
Al retorno de la sede del Primado de la Iglesia a Kyiv y la construcción de la catedral Patiarcal de la “Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo” a la vera del río Dnipró, S.B. Lubomyr Huzar lo denominó símbolo de “nuestra unificación interna”.
“La historia de nuestra Iglesia, - relataba Su Beatitud Lubomyr a los medios masivos de información, - cuenta con 1025 años desde los tiempos del Bautismo de la Rus’ de Kyiv. En el año 1596 parte de la Iglesia ingresó a la unión de Brest. Nosotros siempre apoyamos y mantuvimos contactos con el Patriarca de Constantinopla y con la Sede Apostólica. Desde un punto de vista, esto fue para nosotros una bendición, y de otro – esto llevó a la división en la Iglesia ortodoxa. Desde ese entonces nuestras dos Iglesias se desarrollaron independientemente en todos los territorios de Ucrania. Luego después de la división de Polonia, los territorios al oriente del río Zbruch se encontraron en manos del Imperio Ruso, la que intentaba liquidar a nuestra Iglesia. Esto provocó el traslado de nuestro Metropolita de ese entonces hacia Lviv (año 1806) – al territorio ocupado por la monarquía de los Habsburgos, donde nosotros podíamos desarrollarnos sin impedimento alguno. El traslado, en el año 2005, de la sede del Primado de la IGCU de Lviv a Kyiv, fue el regreso al estado anterior de la división. La Iglesia Greco-Católica – no es una realidad ucranio-occidental sino de toda Ucrania”.
La IGCU es una parte de la Iglesia Universal con el status de conducción independiente de una Iglesia Arzobispal Mayor. Su Primado – Arzobispo Mayor – permanece en unión con la Santa Sede Apostólica en Roma. Entre las 22 Iglesias Católicas orientales de conducción independiente ella es la más grande.
XII. La Iglesia hoy.
La Iglesia Greco-Católica Ucraniana es la Iglesia católica oriental más grande en el mundo. Ella cuenta con más de 6,5 millones de fieles. Preside a la IGCU el Arzobispo Mayor de Kyiv-Halych, Su Beatitud Sviatoslav (Shevchuk), quien reemplazó en la Sede al cardenal Lubomyr Huzar en marzo del año 2011 (Su Beatitud Lubomyr presentó su pedido de abdicación y este fue aceptado por el Papa Romano en febrero del 2011). En el período de los años 1989-2011 se llevaron a cabo cinco sesiones de la Asamblea Patriarcal de la IGCU: la primera dedicada a los problemas de la nueva evangelización (1996), la segunda – al papel de la feligresía en la vida de la Iglesia actual (1998), la tercera – a los problemas sociales de la sociedad ucraniana, en especial en cuanto a los abortos, divorcios, corrupción y alcoholismo (2002), la cuarta – a la juventud (2007), la quinta – a la vida monástica (2011). Repitiendo lo expresado por Su Beatitud Sviatoslav, “hoy nuestra Iglesia paso a paso con la reconstrucción de sus estructuras se dirige hacia la obtención de su título Patriarcal”. ”Y esto es sólo cuestión de tiempo, - puntualizó él en una de sus conferencias de prensa, - cuando el Santo Padre, en todo de acuerdo a su Autoridad, promulgue esta decisión. Por ello, yo pienso, que esto de construir el patriarcado es antes que nada un asunto de nuestra feligresía, de nuestro clero, lo que nosotros estamos haciendo cada día”.
Al Arzobispado Mayor de Ucrania se lo dividió en las siguientes eparquías y exarcados: Arzobispado de Kyiv; Arzobispado de Lviv; Arzobispado de Ivanofrankivsk; Arzobispado de Ternopil-Zboriv; Eparquía de Kolomyia-Chernivtsi; Eparquía de Sambir-Drohobych; Eparquía de Buchach; Eparquía de Stryi; Eparquía de Sokal-Zhovk; Exarcado de Donetsk-Járkiv; Exarcado de Odesa-Crimea; Exarcado de Lutsk.
El 11 de diciembre del año 2015, el Vaticano anunció, que el Santo Padre bendijo la decisión del Sínodo de Obispos de la IGCU de creación de la Eparquía de Kamyanets-Podilskyi con sede en la ciudad de Jmelnytsk, separándola del territorio del Arzobispado de Ternopil-Zboriv y subordinándola a la sede de esa Matropolía. Un status autónomo conserva la Eparquía de Mukachevo de la IGCU, la que formalmente es una Iglesia de derecho propio y por ello no está subordinada al primado de la IGCU.