En el sábado, 31 de agosto, el Padre Miguel Hrymacz partió hacia la esternidad. El Padre Miguel se encontraba enfermo ya a dias, por causa de una serie de complicaciones con sus arterias coronarias. Había superado un ACV que se generó tras el primer infarto que sufriera. Fue dado de alta, pero, a pocos días, regresó a la sala de Terapia Intensiva tras una severa descompensación. Comenzó a superar lo peor cuando el jueves pasado fue sometido a una intervención en el hospital El Cruce, en Quilmes, donde le colocaron dos stents. El sábado por la tarde, cuando se aprestaba para salir de alta, sufrió un severo infarto, que le quitó la vida.
La noticia de su muerte generó una enorme conmoción en todas las comunidades por el atendidas. Miguel fue muy buen interlocutor con la gente y con una enorme capacidad de análisis de la situación política y social, hecho que le generó varios dolores de cabeza. Construyó en 45 años al frente de la Parroquia Medalla Milagrosa de Florencio Varela, diócesis latina de Quilmes, una obra monumental: El Jardín Maternal, el Hogar para chicos judicializados Arco Iris, el centro para mujeres con situaciones de violencia de género, los comedores comunitarios, un centro de jubilados. Al mismo tiempo, con total disponibilidad, servia a toda la comunidad ucraniana de Buenos Aires, de modo especial, la Parroquia de Sarandi y comunidad de Berazategui.
Padre Miguel Hrymacz nació el 10 de febrero de 1943, hijo de Antonio Hrymacz y Ana Czopej, inmigrantes ucranianos. Sintiendo la vocación sacerdotal, ingresó en la Orden de los Padres Basilianos en Apóstoles. Más tarde, pasa a Brasil, ingresando en el Noviciado de los Padres Basilianos, en Ivaí. En julio de 1965 manifestó a su superior que su decisión era ser sacerdote secular. Retornando a Buenos Aires, ingresó en el Seminario de la Diócesis de Avellaneda, cursó los estudios de Teología en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires, en Villa Devoto, y el 25 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote en el rito bizantino ucraniano, por Mons. Andres Sapellak, siendo incardinado en el Exarcado Apostólico para los Fieles Ucranianos en la Argentina. Inició su misión sacerdotal entre los ucranianos, atendiendo la Comunidad de la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Sarandi y estando a la disposición de toda la comunidad ucraniana de Buenos Aires. Al mismo tiempo, quedó a plena disposición de la entonces diócesis de Avellaneda, manteniendo el privilegio del biritualismo.
Fue siempre cercano y presente a su familia, hermanos y sobrinos, vecinos del barrio de Boedo en la Capital Federal, a quienes visitaba semanalmente a pesar de las múltiples tareas que desarrollaba. En febrero de 1970 fue designado Vicario colaborador en la Parroquia Inmaculada Concepción de Quilmes, y Vicario sustituto de la Parroquia Nuestra Señora de la Paz de Bernal, por Mons. Antonio Quarracino. En marzo de 1972 fue nombrado Delegado Diocesano para la Pastoral Juvenil. En 1974 fue designado párroco de la Parroquia San José y Santa Cecilia, en Berazategui. En 1976 creada la diócesis de Quilmes, el Padre Miguel asume como representante legal del Colegio Santa Cecilia y del Jardín Rayito de Sol. En 1996 se le asigna la representación legal del Jardín Medalla Milagrosa. El 8 de diciembre de 1978, el siervo de Dios Padre Obispo Jorge Novak, crea la Parroquia Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa de Florencio Varela y lo nombra párroco. El 11 de marzo de 1979 asume como pastor de esa comunidad, que acompañó hasta la actualidad durante 45 años. Con una fuerte impronta social fue asumiendo diversos servicios diocesanos que acompañaron los ministerios episcopales de los Padres Obispos Jorge Novak, Luis Stöckler y Carlos José Tissera, con sus coadjutores y auxiliares. En el ámbito de la parroquia acompañó siempre las comunidades de base que allí fueron floreciendo, formando así comunidades maduras. Integró los Consejos Presbiterales y Pastorales y el Colegio de Consultores. Fue decano de Florencio Varela en varios mandatos. Durante 31 años fue Vicario de la Pastoral Social, hasta el año 2018, en que renunció. Fue un servicio que desempeñó con fidelidad y probidad. Integró la Comisión por la Campaña 40 días de Solidaridad y Delegado Diocesano de Pastoral Social para la Conferencia Episcopal Argentina. Presidía la Fundación Padre Miguel, donde se custodia la vida de tantos niños y familias. También acompañaba el grupo «La Fe del Centurión», que promovió la visita de la Virgen de Luján que había estado en las Islas Malvinas durante el conflicto bélico. Durante esta última etapa de su vida, con varios problemas de salud que lo aquejaban, siguió viviendo con fe, alegría, templanza y entrega su ministerio, dejándose ayudar por todos los que los que lo asistían.
En la Eparquia, siempre estuvo a disposición de todo el pueblo de Dios, a el confiado. Estaba siempre atento a los programas pastorales de nuestra Eparquia, marcando siempre su presencia filial y comprometida con la Eparquia. Siempre hizo parte de los varios dicasterios de la Eparquia, ejerciendo, últimamente la fucion de Vicario General.
La comunidad de Sarandi, celebra, en este domingo, 8 de septiembre, a las 17 h la Liturgia por Padre Miguel Hrymacz. Todos somos testigos de su trabajo pastoral incansable en beneficio de esta comunidad. Un sacerdote humilde, simples, pero con la capacidad de saber escuchar, orientando a todos en la fe y fidelidad a su Iglesia y Rito. En la Catedral, en Buenos Aires, la celebración por Padre Miguel será en el próximo domingo, día 15 de septiembre, a las 11hs.
La Eparquia Nuestra Señora del Patrocinio se une en este momento con la familia y toda la comunidad, porque el testimonio de Padre Miguel es vivo y autentico en el corazón de todos. A pesar de ejercer funciones tan importantes en beneficio de los fieles de rito latino en Florencio Varela, diócesis de Quilmes, nunca abandonó su rito y su participación activa en la comunidad ucraniana, buscando atender a todos con disposición y amor por su pueblo.
Gracias Padre Miguel. Que Dios sea alabado por su vida y misión sacerdotal. Que su testimonio sea un fuerte sembrar de nuevas vocaciones. Que María del Perpetuo Socorro, del Patrocinio y de la Medalla Milagorosa, lo acompañen, derramando sobre toda la nuestra Eparquia las bendiciones del alto, para que, a luz de su testimonio, podamos continuar siempre firmes y fieles en la presencia del Señor, que transmite vida a todos.
Que su memoria sea eterna entre todos.
Вічная пам'ять!
Mons. Daniel