Documentos Pastorales

Comunicado final del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Greco Católica Ucraniana Zarvanytsia, del 2 al 12 de julio de 2024

Publicado el 21-07-2024

El Sínodo de Obispos de la Iglesia Greco Católica Ucraniana de este año se celebró en el Centro Espiritual Mariano en Zarvanytsia (Eparquia de Ternopil, en Ucrania) del 2 al 12 de julio de 2024. En el Sínodo participaron 50 obispos de la IGCU de Ucrania y la diáspora, entre ellos: Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Australia, así como invitados de otras Iglesias y países.

El Sínodo inició sus actividades con la Invocación al Espíritu Santo, que los obispos, encabezados por el Padre y Jefe de la IGCU, Su Beatitud Sviatoslav, celebraron el 2 de julio en la Basílica de la Madre de Dios en Zarvanytsia. El secretario del Sínodo de los Obispos, monseñor Andres Khimyak, leyó el Decreto sobre la convocatoria del Sínodo y los obispos condujeron, solemnemente, el libro del Santo Evangelio a la sala de las reuniones.

Al abrir las sesiones de trabajo, Su Beatitud Sviatoslav calificó el Sínodo de los Obispos de la IGCU de este año como único. Al explicar esta afirmación, el Primado de la Iglesia señaló que, por primera vez, después de la invasión de Rusia a Ucrania, el Sínodo se reúne en su tierra natal. De este modo, los obispos quisieron mostrar su cercanía al pueblo ucraniano, sentir los latidos de su corazón en este momento difícil para la Patria y cercarlos de atención y oración. Según el jefe de la Iglesia, la presencia de los obispos en Ucrania se convierte en un signo más de esperanza para una paz justa y duradera y de confianza en la futura restauración del pueblo y del Estado ucraniano.

El nuncio apostólico en Ucrania, monseñor Visvaldas Kulbokas, se dirigió a los obispos de la IGCU reunidos en el Sínodo con palabras de felicitación. Analizando el contexto del tema principal del Sínodo de este año, afirmó: "Ser heraldos de la esperanza: evangelización en el contexto de la guerra", llama la atención de todos sobre los diversos ambientes en los que la Iglesia está llamada a ser signo y heraldo de la esperanza. En primer lugar, al mencionar con gratitud a Dios la liberación de los padres redentoristas Ivan Levytsky y Bohdan Geleta del cautiverio ruso, Mons. Visvaldas enfatizó la importancia en apoyar a todos los prisioneros y a sus familias. Al mismo tiempo, en su opinión, el primer lugar debe ser la oración por su liberación, así como la memoria de ellos y el testimonio al mundo de su sufrimiento. Además, señaló el Nuncio Apostólico, los destinatarios de la preocupación de la Iglesia deben ser los niños, en particular los deportados por la fuerza a Rusia, los ucranianos en territorios temporalmente ocupados, los militares, las familias de los muertos, los heridos, los desplazados internos y los solicitantes de asilo en el extranjero. El arzobispo convocó a todos a buscar creativamente los medios modernos más apropiados de evangelización, así como a fomentar contactos vivos con el mundo exterior para testimoniar la verdad sobre Ucrania y promover el renacimiento espiritual de la sociedad ucraniana.

Los invitados también hablaron ante los obispos de la IGCU. El representante del episcopado de los Estados Unidos de América, monseñor Italo Del'Oro, obispo auxiliar de la archidiócesis de Galveston-Houston, compartió su experiencia e impresión de su visita a Járkiv y de sus encuentros con personas en diferentes partes de Ucrania: "Vi la gran resistencia del pueblo ucraniano a las oscuras fuerzas del mal traídas a vuestra tierra por el agresor. Al mismo tiempo, fui testigo de la fuerza de la esperanza que anima a este pueblo", dijo Mons. Italo, asegurando que, en los Estados Unidos de América, entre los obispos, existe una posición consolidada para apoyar a Ucrania en este momento, afirmando llevar consigo, desde Ucrania, un "mensaje de esperanza" para la sociedad americana.

Mons. Hermann Glettler, obispo de Innsbruck (Austria), aseguró a los participantes del Sínodo su cercanía y solidaridad con el pueblo ucraniano: "Quiero asegurarles que la suerte del pueblo de este maravilloso país, que sufre el terror de la injustificada guerra de agresión de Rusia desde hace varios años, está muy cerca de nuestros corazones". El obispo expresó su admiración por el hecho de que la gente en Ucrania "asuman su responsabilidad, no esperen mejores condiciones, sino que respondan con gran celo a la llamada de Dios aquí y ahora". Tal posición, según el Obispo Herman, es prueba de "una Iglesia viva, una pastoral orientada a las personas, según los designios del corazón de Dios". Mons. Herman informó que "los creyentes y las personas de buena voluntad en Austria se reúnen con gran celo para implorar el milagro de una paz justa y duradera", y expresó su confianza en que "las tribulaciones y sufrimientos que llevan a muchos al agotamiento no sean el punto final de esta historia. Dios nos asiste y está con nosotros".

Al inicio de las reuniones del sínodo, el Jefe y Cabeza de la IGCU pronunció su propio discurso de apertura. El Primado de la Iglesia presentó un análisis de la situación sociopolítica actual en Ucrania y describió los desafíos más importantes con los que se enfrentan hoy la Iglesia y la sociedad ucraniana. Describió en detalle el apoyo pastoral de la Iglesia a quienes sufren por la guerra, enfatizando la importancia de apoyar a quienes están de luto y afligidos por la pérdida de sus seres queridos. Su Beatitud Sviatoslav describió el dramático impacto que la guerra tiene en las familias ucranianas, especialmente en los sectores más vulnerables de la población, y pidió a los obispos que consoliden sus esfuerzos para apoyar al pueblo ucraniano en las esferas espiritual y humanitaria.

Gran parte del Sínodo estuvo dedicada a la consideración del tema principal. Su preparación estuvo a cargo del obispo Josafat Moshchych, presidente del Consejo para la Evangelización de la IGCU. Los presentes tuvieron la oportunidad de considerar el tema de la evangelización desde diferentes perspectivas, gracias a los informes de invitados y expertos. En particular, el cardenal Grzegorz Rysz, metropolita y arzobispo de Łódź (Polonia), explicó el contenido y los elementos constitutivos del kerygma, su impacto en la vida de los destinatarios y el papel de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia a la luz de los relatos del Evangelio.

Mons. Ihor Isichenko presentó el contexto cultural y antropológico de la evangelización en la región oriental (este) de Ucrania. En particular, describió las dificultades que enfrenta el creyente promedio que desea nutrir y profesar consistentemente su fe religiosa en un ambiente marcado por los efectos de la secularización. Según él, "cultivar la fe implica también ganar fuerza del espíritu, el coraje de ser diferente de los demás, el coraje de contarse entre la minoría creativa". Al mismo tiempo, señala el obispo, la guerra "contribuye paradójicamente a tal evolución". El obispo Ihor compartió sus pensamientos sobre cómo la Iglesia podría ayudar a las personas a superar las barreras y obstáculos que dificultan la profundización de la fe. Por ejemplo, destacó la necesidad de prestar atención al lenguaje de los servicios y sermones, de respaldar la palabra del sermón con evidencia de vida, de cuidar la competencia y madurez humana y cristiana de los sacerdotes, de mejorar el apoyo informativo para la evangelización, para mostrar la belleza de la universalidad de la Iglesia y el valor de la unidad en la diversidad dentro de la Iglesia.

El padre Roman Dubik, dio a conocer a los oyentes los problemas del enfoque formal (mágico) de la fe, la tradición y el ritual. Destacando el valor de las costumbres y la piedad populares, advirtió al mismo tiempo contra una percepción distorsionada de la religiosidad, que puede conducir a la expansión del neopaganismo en la sociedad ucraniana, y señaló la necesidad de una evangelización más eficaz en la IGCU a fin de profundizar y transmitir la fe en las familias y comunidades parroquiales.

Finalizando la presentación del tema principal del Sínodo de los Obispos de este año, Mons. Josafat Moshchych habló a los presentes sobre el estado actual de la evangelización en la IGCU. Destacó la importancia de la experiencia personal de la fe para testificar y transmitir el Evangelio de Cristo en el mundo moderno. Al describir la función de las comunidades y movimientos de evangelización en los días de hoy, él enfatizó uno de los principales criterios para reconocer la autenticidad del servicio: "La función de los movimientos, escuelas y comunidades de la iglesia es conducir a las personas a Cristo,  avecinando e integrando estas personas a la comunidad parroquial local de la Iglesia".

Después de la presentación del tema principal, seguido del trabajo de reflexión en los varios grupos de trabajo, el Sínodo de los Obispos adoptó una serie de resoluciones destinadas a revitalizar la actividad evangelizadora de la Iglesia a nivel personal, parroquial, eparquial (diocesano) y de toda la Iglesia.

Durante las reuniones del sínodo, los obispos de la IGCU escucharon los informes siguientes: actividades del Consejo Pastoral, de las comisiones y departamentos de la Curia Patriarcal durante el año pasado; las acciones de la pastoral juvenil; la cooperación con la Comisión Pontificia sobre los Nuevos Mártires, testigos de la fe; la participación de las eparquías y exarcados de la IGCU en el proceso sinodal de la Iglesia Católica. Los padres sinodales prestaron especial atención a las cuestiones económicas de la Iglesia, después de escuchar los informes de los responsables por estas cuestiones de la Curia Patriarcal.

El Sínodo de los Obispos analizó la acción del servicio social de la Iglesia durante la guerra. Sobre este tema informaron el obispo Vasyl Tuchapets, jefe del Departamento de Servicio Social, y otras personas responsables por esta pastoral. En particular, el economista patriarcal, el padre Lubomyr Yavorskyi, presentó los proyectos realizados por la Fundación Patriarcal "Causa Sabia" en nombre de la Iglesia; La directora de la Fundación Caritativa Internacional "Cáritas Ucrania", Tetyana Stavnycha, presentó las actividades del Fondo y las dificultades y necesidades del pueblo ucraniano en los últimos meses de la agresión rusa; La hermana Sevastiyana Karvatska, OSBM, informó a los obispos sobre el estado de ejecución del programa de la Iglesia para el clero de la IGCU "Curar las heridas de la guerra". Los padres sinodales afirman que el servicio a los que sufren la agresión rusa, el apoyo a los sectores más vulnerables de la sociedad ucraniana y el trabajo para curar las heridas de la guerra seguirán siendo prioridades en el servicio de la Iglesia en los próximos años y en el futuro.

Continuando con el debate sobre el tema de la acción pastoral de la Iglesia durante la guerra, el Sínodo de los Obispos de la UGCC escuchó atentamente el informe sobre el estado de la Capellanía Militar en Ucrania, presentado por el padre Andriy Zelinsky, TI, jefe adjunto del Departamento de Capellanía Militar de la Curia Patriarcal. Tras la presentación de los del informe se realizó un amplio debate, durante el cual los obispos expresaron sus opiniones y sugerencias sobre el futuro desarrollo del servicio de la capellanía de la IGCU junto al ejército ucraniano.

El obispo Hryhoriy Komar, presidente de la Comisión Litúrgica Patriarcal, se dirigió a los padres sinodales durante la discusión sobre cuestiones litúrgicas. Presentó el proyecto del Gran Archihierarticon y el Trebnyk actualizado. Informó también sobre la recepción del Libro de las Celebraciones Liturgicas -Sluzhebnyk- que fueron aprobados por el Sínodo de los Obispos del año pasado y proclamado por el Padre y Jefe de la IGCU.

Las actividades del grupo de trabajo sobre la redacción del Derecho Particular de la IGCU fueron presentadas por su director, el arzobispo Evgeny Popovych, jefe del Departamento del Derecho Canónico de la Curia Patriarcal. Hubo un amplio debate plenario sobre el contenido del Código y sus particularidades. Mons. Yevhen también presentó un informe sobre el estado del poder judicial en la IGCU.

Deseando honrar y celebrar adecuadamente el celoso servicio de los sacerdotes de la IGCU, el Sínodo de los Obispos bendijo la creación de la Orden del Beato Hieromártir Omelyan Kovch en la IGCU y aprobó el Estatuto correspondiente, que regula el funcionamiento de esta condecoración eclesiástica. Según las disposiciones estatutarias, la Orden se establece "para premiar a los sacerdotes de la IGCU por méritos sobresalientes en el servicio sacerdotal, por su celo pastoral insuperable, por su posición activa en la difusión de los valores cristianos en la sociedad, por sus logros en la misión evangelizadora y misionera en la Iglesia, por el sacrificio personal en la caridad, por los éxitos en el diálogo ecuménico e interreligioso, así como por otros logros importantes que el honorado contribuyó a la implementación exitosa de la misión de la Iglesia en el mundo moderno".

Para intercambiar experiencias y comprender mejor la vida de la IGCU en diferentes regiones del mundo, los padres sinodales escucharon el relato del obispo Venedikt Aleksiychuk sobre la organización y las actividades de la Curia de la Diócesis de San Nicolás de Chicago, por él dirigida. El Dr. Taras Dobko, rector de la UCU(Universidad Católica Ucrania), y el Dr. Oleg Turiy, vicerrector para la cooperación estratégica de esta institución de enseñanza y educación superior, informaron a los presentes sobre la actividad y la misión de la Universidad Católica Ucraniana.

Con el objetivo de participar activamente en la celebración del Año Jubilar en 2025 en la Iglesia, el Sínodo de los Obispos nombró un comité organizador encabezado por el obispo Yaroslav Pryriz (presidente) y el padre Teodosio Hrenj, OSBM (vicepresidente).

Entre otros temas importantes considerados por el Sínodo de los Obispos de este año se encuentran: el proceso de beatificación del justo metropolita Andrei Sheptytskyi (presentado por el padre Adriyan Knysh), las actividades de la "Casa de la Transfiguración" (Yuriy Tarnavskyi y el padre Volodymyr Yushchak).

Las sesiones de trabajo del Sínodo de los Obispos de 2024 estuvieron intercaladas con la oración y celebraciones litúrgicas con la participación de todos. El Retiro Espiritual de los padres sinodales estuvo a cargo del cardenal Grzegorz Rys y las homilías diarias durante la Divina Liturgia fueron pronunciados por el padre Román Terlecki. El domingo, 7 de julio, los obispos se dislocaron a las varias comunidades parroquiales de la región, donde tuvieron la oportunidad de encontrarse y comunicarse con los fieles, apoyándolos con la predicación de la palabra de Dios y compartiendo con ellos la celebración de la Divina Liturgia. Su Beatitud  Sviatoslav, junto con varios obispos del Sínodo, presidió la Divina Liturgia en Zarvanytsia, por ocasión de la peregrinación de los catequistas. El sábado, 6 de julio, todos recordaron a los obispos fallecidos de la IGCU y, al final de la Divina Liturgia, su Beatitud presidio la celebración de la Panajyda, en memoria de los fallecidos. El miércoles 10 de julio, los miembros del Sínodo de los Obispos de la IGCU visitaron la finca del confesor de la fe, el patriarca Josyf Slipyj, en el pueblo de Zasdritch, donde, bajo la dirección de Su Beatitud Sviatoslav celebraron la Panahyda, recordando los 40 años de su partida a la eternidad. Los obispos tuvieron la oportunidad de acercarse al Museo consagrado al Patriarca Josyf Slipyj, cuidado y dirigido por la Señora Danuta Ivankovich y la Sociedad de Santa Sofía de los Estados Unidos.

Al final de las reuniones sinodales de este año, los obispos aprobaron los textos del mensaje postsinodal, cartas a los dignatarios estatales y eclesiásticos en Ucrania y en el extranjero, y también determinaron la fecha y el lugar del Sínodo de los Obispos de 2025.

Con la oración "Es digno y justo ..." los obispos de la IGCU agradecieron a la Madre de Dios por su protección durante los encuentros y colocaron a todo el pueblo ucraniano, a sus líderes y defensores bajo la bendita diestra del Padre Celestial, cantando el Himno-oración "Dios, grande y único..." en la Catedral de la Virgen de Zarvanytsia.

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