Pastoral Litúrgica

12° Domingo después de Pentecostés

Publicado el 15-08-2021

Dormición de la Madre de Dios

15 de agosto

Tropario - (t.1): En el parto te conservaste la virginidad, * y en tu Dormición no abandonaste al mundo,* porque Tú, ¡oh Madre de Dios!, pasaste a la vida, siendo Madre de la Vida, * y con tus oraciones liberas de la muerte nuestras almas.

Gloria, y ahora:

Kondakio - (t.2): Oh Madre de Dios, nuestra esperanza de protección*: ni la muerte, ni el sepulcro tuvieron dominio sobre Ti,* porque eres la Madre de la Vida,* Aquél que habitó en tu seno virginal, te llevó a la vida.

Prokimen - (t.3): Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador. (Lc. 1,46-47).

Versículo: Porque miró la pequeñez de su servidora. (Lc. 1,48).

Epistola: Filipenses 2, 5-11

Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor».

Aleluia: Levántate, Señor, entra en tu reposo, Tú y tu Arca poderosa. (Sal. 132, 8).

Versículo: El Señor hizo un juramento a David, una firme promesa, de la que no se retractará. (Sal.132, 11).

Evangelio:

También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver" ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».El encuentro de Jesús con Marta y María. Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que muy estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude». Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada». Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!». Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».

En lugar de: “Es realmente justo...”, cantamos: Los ángeles se maravillaron viendo tu Dormición, oh Virgen María.* Fuiste  elevada de la tierra al cielo.*

En Ti, oh Virgen, fueron vencidas  las leyes de la naturaleza,* porque fuiste virgen antes y después de dar a luz; en tu muerte, venció la vida y permaneces viva. Oh Madre de Dios, intercede siempre por tus herederos.

Comunión: Elevaré el Cáliz de la salvación e invocaré el Nombre del Señor.  (Sal. 116,13) Aleluia. (3 veces).

 

Comentario: Mons. Daniel

El ícono de la Dormicón de la Madre de Dios

Hoy, 15 de agosto, celebramos la fiesta de la Dormición – Asunción de la Madre de Dios. Esta fiesta cierra el ciclo de las fiestas del calendario del Año Liturgico de nuestra Iglesia. La fiesta de la Natividad (08 de septiembre) celebra el inicio de la misión de María: ser la Madre del Hijo de Dios. La Dormición – Asunción, marca el cierre de esta misión. Por esto decimos que el nacimiento de María es la prefiguración de nuestra salvación y su Dormición es el cumplimiento definitivo de esta misión.

Como la Natividad de María traza un paralelo con la Navidad del Señor, su Dormición-Asunción apunta a la más importante de las fiestas del año litúrgico, la Pascua. Esta fiesta – la Dormición - como lo enfatiza la Iglesia tanto en el Oriente como en el Occidente, es la celebración de la Muerte y Resurrección de la Madre de Dios.

El origen de esta fiesta remonta al siglo V en las iglesias de Oriente, como fiesta común en honor a la Madre de Dios. A partir del siglo VI, esta fiesta comienza a hacer referencia específica al día natal de María, es decir, el día de su nacimiento al cielo. Su continua peregrinación a la iglesia del sepulcro, cerca del Monte de los Olivos, en Jerusalén, confirma esta tradición.

En Roma, la fiesta se popularizó en el siglo VII con el Papa Sergio I, de origen oriental, que prescribe para este día una solemne procesión con la imagen de Cristo Salvador. Esta costumbre se fundamenta en los relatos apócrifos de la Asunción, que narran la venida de Cristo para buscar el alma de su Madre, como está representado en el icono de la fiesta.

El Rito Latino, especialmente después de la proclamación del dogma de la Asunción, por el Papa Pío XII en 1950, enfatiza mucho más el tema de la Asunción de María al cielo en cuerpo y alma. Pero, ambas las tradiciones – latina y oriental – coinciden cuando destacan el tema de la intercesión de María, que se inicia desde el momento de su entrada en la gloria, como afirma el tropario de la fiesta:

“En tu maternidad conservaste tu virginidad y en tu dormición no abandonaste el mundo, oh Madre de Dios. Fuiste conducida a la vida siendo la Madre de la Vida, y con tus oraciones rescatas nuestras almas de la muerte” (Tropario de la fiesta).

 

El ícono

En nuestra Eparquia, son tantas las Iglesias y comunidades que tienen como patrona la Madre de Dios asunta a los cielos. En cada una de estas comunidades, vemos siempre la presencia del Icono de esta Fiesta. ¿Que querían los iconografos representar en este acontecimiento? Tal vez poco conocimos que significa toda esta representación escrita en los iconos. Por esto, buscamos la explicación del icono, para que, comprendiendo, podamos elevar nuestra devoción para con la Madre de Dios y nuestra.

El entorno: el icono describe el acontecimiento de la Dormición en la ciudad de Jerusalén, representado por dos edificios de la ciudad en su parte superior. Por la tradición, sabemos que la Madre de Dios, después de la Resurrección de Jesús pasó a residir en Jerusalén. Los dos edificios recuerdan dos cerros de esta ciudad: el monte Sion, donde estaba ubicado el templo, y el monte de los Olivos, lugar tanto de la Ascensión del Señor como de la Asunción de María. Es un paralelo entre la antigua y la nueva alianza, que se completa con la última de las grandes fiestas del Año Litúrgico.

Además, los dos montes evocan los lugares de encuentro de Cristo con sus discípulos: en el monte Sion estaba el Cenáculo, lugar de la Última Cena, el encuentro con el Cristo Resucitado y Pentecostés, mientras que el Monte de los Olivos era el lugar donde Jesús se reunía para rezar con los apóstoles (Lucas 22, 39).

Esta es la roca de las iglesias. Este es el lugar de encuentro de los Apóstoles. Esta es la madre de todas las iglesias del mundo. De hecho, desde Jerusalén los Apóstoles serán enviados en misión “hasta los confines de la tierra” (Hechos 1,8), y en Jerusalén de nuevo los apóstoles se reúnen alrededor de la Madre de Dios. Es una imagen elocuente de la Iglesia contemplativa y misionera al mismo tiempo.

 

La Madre de Dios: En la parte inferior del icono encontramos María acostada en una cama, el lecho fúnebre. Aparece con las ropas tradicionales que la caracterizan: la túnica azul, que indica que llevaba el Cielo en su vientre, y el manto rojo, que indica que no dejó de ser humana. En el manto, en su cabeza y hombros, encontramos tres estrellas, signo de que fue iluminada por la Trinidad y prueba de su virginidad perpetua.

Está representada horizontalmente, en contraste con Cristo que es vertical, María representa la humanidad, la tierra fértil preparada y lista para recibir la semilla de la revelación de Dios. A punto de resucitar, María no es una excepción, sino un ejemplo para nosotros: prefigura la resurrección de todos los hijos de su Hijo, la redención de toda la creación.

El cuerpo de María evoca también la nave de la Iglesia, que tiene en Pedro y Paulo, a su cabecera y a sus pies, la proa y la popa. Como imagen de la Iglesia, María es también la nueva Eva que, llena de confianza, contempla a su Señor, el nuevo Adán, que le confiere fe y esperanza.

 

Cristo: En el centro del icono encontramos a Jesucristo, con las túnicas doradas de la realeza, como en el icono de la Ascensión. Está en el centro de un gran círculo, rodeado de ángeles, símbolo del cielo.

Todo en el icono converge a Cristo, el que une Dios con sus criaturas. De hecho, el centro del icono no es la Madre de Dios, sino Cristo. En los íconos de la Madre de Dios, la vemos llevando en sus brazos a Jesús. En este ícono, de la Dormición de la Madre, es el propio Jesús que lleva en sus brazos el alma de su Madre, en forma de niño, indicando su pureza.

Si antes era la criatura (María) que llevaba en sus brazos a su Creador (Jesús, el Hijo de Dios), ahora es María, “hija de su Hijo”, quien es llevada en los brazos por su Señor. Así se expresa el misterio del amor que une a ambos.

Además, aquí se evoca la humildad de María: ella, que debería haber sido el centro de la fiesta, desaparece para dejar paso al Hijo. Por eso recibe el título de Madre nuestra: no sólo porque fue instrumento de la Encarnación, sino sobre todo porque fue el punto de encuentro entre la humanidad y la divinidad y guía del hombre hacia Dios.

 

Los Ángeles: un lugar importante en el icono, ocupan los ángeles. Mismo que ni todos los iconos de la Dormición los describen de la misma manera. Generalmente, la iconografía los representa en tres grupos. El primer grupo está formado por los ángeles que acompañan al Señor, que viene a buscar a su Madre. En este grupo, están presentes todas las jerarquías, desde simples ángeles, hasta querubines y serafines, con sus tradicionales seis alas.

El segundo grupo de ángeles aparece solo en algunas versiones del icono. Se trata de los arcángeles Miguel y Gabriel que llevan al cielo a la Virgen María, representada en un medallón. Desde la Jerusalén terrenal hasta la Jerusalén celestial, el arca espiritual viviente y espiritual es llevada por los ángeles a su reposo en el seno de Abraham.

El tercer grupo de ángeles también se encuentra solo en algunas versiones del ícono. Son doce ángeles representados en el cielo, conduciendo los doce apóstoles desde los cuatro rincones de la tierra en pequeñas nubes. Tanto los ángeles como los apóstoles convergen para Cristo en el centro del icono.

Canta una de las estrofas cantada en las Vísperas de esta fiesta, puesta en los labios de María: “Apóstoles, viniendo de todos los confines de la tierra al lugar de Getsemaní, tomen mi cuerpo bajo su cuidado. Y tú, Hijo mío y Dios mío, recibe mi alma”.

La confluencia de los Doce Apóstoles en Jerusalén, guiados por los ángeles, tiene un significado escatológico: expresa la reunión de las doce tribus del nuevo Israel, la Iglesia, en anticipación de la segunda venida de su Señor.

 

Los Apóstoles: Finalmente, los Apóstoles, junto con los que acompañaban la Madre, lloran el cuerpo de la Virgen María.

En primer lugar, entre los Apóstoles, están Pedro y Pablo, a la cabeza y pies de María. Pedro suele tener un incensario en las manos, lo que indica tanto el homenaje fúnebre a la Madre como la adoración del Hijo.

También vemos entre los Apóstoles, los Obispos, identificados por el omofor. El grupo de santas mujeres completan la escena, expresando así la plenitud de la Iglesia visible, que busca también participar con María en la Jerusalén celestial.

“Ni el sepulcro ni la muerte predominaron sobre la Madre de Dios, que sin cesar ora por nosotros y sigue siendo nuestra esperanza de intercesión. De hecho, Aquel que habitaba en su seno siempre virgen tomó la vida de aquella que es la Madre de la Vida”. (Kontákio de la Fiesta)

 

Julian Katriy: Conoce tu Rito.

Gaetano Passareli: Iconostasi, la Teologia de la belleza e de la luce.

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